Reforma y ampliación del museo Marceliano Santa María en el Monasterio de San Juan.
Fecha y Lugar: On going. Burgos.
Autores: MADE.V arquitectos – Eduardo Carazo Lefort, Daniel González García, Alvaro Moral García, Antonio Olavarrieta Acebo, Pablo Cendón Segovia.
Podemos considerar el patrimonio urbano, y con él, la propia ciudad histórica, como sometida a un movimiento pendular que oscila periódicamente entre los extremos de la destrucción y la conservación. Nuestra presente condición se ubica, sin duda, en ese segundo momento, tras las radicales intervenciones acaecidas durante el siglo XX, motivadas por muchos factores, pero con el trasfondo del desprecio de la ciudad antigua por el Movimiento Moderno.
En ese contexto, nos enfrentamos a la rehabilitación parcial del monasterio de San Juan Bautista en Burgos, como consecuencia de haber obtenido el primer premio del Concurso de Ideas correspondiente. Ello implica una nueva consideración de este importante elemento patrimonial, nacido con los orígenes medievales de la propia Caput Castelae y con una “vida arquitectónica” que fue enriqueciéndose progresivamente en lo patrimonial durante casi ochocientos años, para caer abruptamente desde la exclaustración en su mala reutilización, amputación, demoliciones, etc. durante otros ciento cincuenta.
Después de la recomposición de sus restos, y de zafarse de varios intentos de demolición total, el monasterio se consolida ya con un nuevo uso digno y acorde a su tipología, el museo de pintura “Marceliano Santamaría”.
Sin embargo, la situación urbana del monasterio, en la entrada Este del centro histórico, ha sufrido también una grave transformación no muy afortunada, con el derribo en el siglo XX del antiguo hospital de peregrinos que completaba la obra monacal y cerraba la plaza, con el derribo d parte de la fábrica del propio monasterio para construir un colegio en el siglo XX, y finalmente la construcción del contenedor de la biblioteca en el XXI.
La intervención que ahora se propone, parte de premisas preestablecidas: Asumir lo perdido, asumir también el aislamiento del monasterio en la plaza y la nueva objetividad simétrica de su amputada fachada, pero intentando sin embargo completar algunos vacíos dejados por los derribos y recuperando de algún modo la memoria volumétrica inicial, aunque atendiendo a la funcionalidad y materialidad contemporáneas para el nuevo uso cultural del museo.
Se trata de una actitud de intervención que propone potenciar el nuevo uso cultural y turístico como soporte para el mantenimiento y revitalización del elemento patrimonial del que solo somos temporalmente depositarios, que debe asumir sin remedio las mutilaciones y desafortunadas intervenciones del monumento y su entorno, pero intentando ahora introducir una nueva articulación entre la forma ideal original, los nuevos usos actuales, y el tensionado y complejo espacio urbano contemporáneo de la plaza y la ciudad de Burgos.